8 de Enero de 1007, vuelve la normalidad, comienza el Santo colegio para los niños y sacamos las conclusiones de lo que han sido las Navidades 2006. Hemos visto a la gente con la máscara de la felicidad (me incluyo), la ilusión de los niños, las reuniones en casa con sus típicos “el pollo te ha salido duro”, “pues a tu niño lo ponía yo derecho” detonante de muchas peleas familiares. Pero una de las cosas que siempre me sorprenden es la cabalgata de Reyes y las disputas por coger un lugar privilegiado en primera línea. Yo no se como lo hago, pero siempre me toca delante el padre de metro-ochenta y dos de ancho que hace salir de lo mas profundo de mi al Vin Diesel que todos llevamos dentro y a base de codazos y empujones consigo meter a mi niña de 7 años por el único hueco que el “pobre” deja al notar esa presión a la altura de los riñones. Pero como dije antes, lo mas sorprendente de la cabalgata se dá cuando llega la carroza que lanza a diestro y siniestro caramelos de todos los colores y sabores, es entonces cuando la abuela que había estado todo el año quejándose de la artrosis, teniendo a hijos y nietos acojonados de que se iba a morir pronto, lanza el bastón al suelo y cual Neo en Matriz hace unas piruetas en el aire, retorciéndose tres veces, y tirándose al suelo cual Iker Casillas haciendo sus típicas paradas, para coger ese caramelo de Kivi que había quedado al lado de la carroza de Gaspar, y volverse a poner de pie como si nada hubiera pasado poniendo de nuevo esa cara de victima que no dejara hasta la cabalgata que viene, o quizás en la próxima excursión del inserso.
Me estoy dejando una de las cosas más importantes de la Post-Navidad, Las Rebajas, pero de eso ya hablaré otro día…. Que tiene tela.
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